El Antimadridismo: un estilo ético ante la vida

En ésta hora marcada por la historia y que generaciones enteras recordarán, corresponde participar con grandeza de miras, con vocación de profundidad y ciertamente, con ánimo transcendente.

Nada de dudas ni vacilaciones, éste es un momento de gigantescas proporciones y debemos ingresar en él con vocación de eternidad, con gesto solemne y altitud de miras, es el momento de la ética.

Porque, ¿cuál es la razón por la que estamos hoy aquí?, ¿cuál es el motivo de que no seamos como los demás, que caminemos por la vida con un carácter propio, con estilo diferente, presidido por la independencia,, el sentido del humor y la imaginación respecto a los mensajes uniformes y despersonalizantes? Somos antimadridistas, claro. Pero eso no es cualquier cosa, el Antimadridismo no es sólo una fobia más, es una actitud ética, una posición de independencia y altura moral en unos tiempos donde sólo cuenta la masa, la falta de criterio y, sobre todo, la ignorancia y la falta de actitud.

El Madridismo, uno de los cánceres morales de nuestro siglo, tiene precisamente que ver con todas aquellas cosas que empobrecen una sociedad: adocenamiento, masificación, resultadismo, falta de ideas, y muy especialmente con esa especie de creencia por la que el dinero lo puede comprar todo. ¿Que tenemos un problema?, no hay problema que no se pueda
arreglar a golpe de cheques, ¿que la realidad no es como deseamos?, la compramos. Cueste lo que cueste. Y así siempre, una y otra vez, pasen los años o las décadas, somos lo que tenemos, ése es el mensaje machacón que nos transmiten una y otra vez. Si la cosa sólo tuviera que ver con banqueros o constructores, podría tener hasta cierta gracia. Pero cuando esa filosofía
perniciosa se extiende a todo tipo de individuos y clases, la tragedia moral se hac e aún mas patente. ¿O es que no resulta patético que un pobre ofinista al que apenas le alcanza el sueldo para pagar la hipoteca, que trabaja una media de doce horas diarias y que al menor parpadeo del IBEX 35 se queda sin empleo, intente imitar en su vida actitudes como la compra de
clasificaciones europeas, en forma de multipropiedades, adosados o subapartamentos en Marina D'Or?. Nos quejamos de que Operación Triunfo mata la música. Pero no sabemos ver la
farsa que supone, con ese mensaje de ilusión imposible, de "Usted también puede ser una estrella y el ídolo de su barrio", cuando en realidad, cierto tipo de milagros no existen y las hadas madrinas se juubilaron hará cosa de unos siglos. ¿Y quién es el culpable? el Madridismo, porsupuesto, no lo duden. Esa especie de cosa.

Pero hay asuntos más graves, como esa identificación imposible que los seguidores deportivos tienen con el destino de sus equipos: si los míos ganan, yo gano. Como se eso fuera tan fácil. ¿Es que alguien, después de pensarlo un poco, puede aceptar el hecho de que, sólo por que tu equipo gane, tú eres mejor, tu jefe te va a subir el sueldo, tu vida se verá rodeada del dulce perfume del éxito y la envidia ajena?. Pues esto hay gente que lo recorre con suma ignorancia: se quitan la bufanda, se cambian el chándal por el uniforme y se creen que el mundo se abre a sus pies, cuando en realidad, nada sustancial cambia. De ahí a llenar la oficina, casa, clase, residencia, etc, de salvapantallas indecentes, postales de mal gusto, lemas baratos de autoafirmación y adhesivos variados, todo es uno. Y, eso sí, que todo el mundo sepa que soy del Madrí, y que el Madrí es el mejor, y que la séptima la octava o la que sea me sitúan por encima de mis semejantes. Aunque llene de caspa los pasillos, como soy del Madrí... En fin, para qué seguir, ¿no les resulta ya demasiado trsite y estúpido?.

Pues aún sonando triste y estúpido la cosa alcanza proporciones de tragedia clásica. Son miles, millones los que viven en esa especie de falsa ilusión, apresados en las garras de una flautista de Hamelín, que además se enriquece a su costa. ¿Cuánto dinero se hace con las camisetas, abonos, bufandas, merchandising, televisionesy demás zarandajas creadas para una masa adocenada, que no tiene criterio alguno ni capacidad de raciocinio, ni siquiera una mínima independencia personal para enfrentarse a su propia vida?. ¿Que Beckham se hace una foto conmigo a todo correr en un hall de aeropuerto?, mi vida ya no tiene sentido posterior, he alcanzado el Valhalla, he visto la Luz Divina y no necesito nada más. Así funcionan las sociedades infectadas por el madridismo.

Son nuestros semejantes y por lo tanto merecen nuestra consideración, pero resulta difícil cuando tenemos que preservar nuestra lucidez contra cientos, miles de alucinados que nos rodean y nos señalan con el dedo. Nos llamas raros y nos desprecian, tal vez porque algún tipo de mínimo sentido común aún aletea en el fondo de sus conciencias, tal vez porque intuyen que no es que seamos más felices que ellos, pero sí que vemos más lejos, y que en el fondo, ellos se han perdido para la vida inteligente.

En Antimadridismo es una postura ética, una mirada crítica ante el estado de las cosas, una manera elegante de transitar por la vida, rodeados de bufanditas y periodicuchos deportivos. Es una actitud de gigantes ante el desierto intelectual, el paso firme de los sabios en una selva de comentarios de ínfimo nivel, el faro espiritual que nos ilumina, la única salvación posible.
Han sido los grandes antimadridistas los que han hecho la Historia, con mayúscula: Newton, Galileo, Leonardo, Einstein, tipos vestido de azul que no se arredraron ante la ignorancia ya la falta de visión de sus coetáneos. Personas gigantestas que, solas y despreciadas, hicieron avanzar al género humano, pese a que éste, el género humano en cuestión, se dedicaba a mirarse el ombligo y a insistir en su ignorancia.

Si has llegado hasta éste texto, eso ya es importante, ya quiere decir algo. Probablemente seas uno de esos incomprendidos que soporta el vivir rodeados de familia, amigos o compañeros abducidos por esa peste intelectual que es el madridismo.
Probablemente en más de una ocasión has estado a punto de caer sin fuerzas, arrastrado por esa incontenible marea de ignorancia y falta de criterio. Pero sigues ahí, independiente y dueño de tu destino. Que la lucidez no te haga sentir miedo o inferioridad ante tanta estupidez. Eres uno de los pocos que ha sabido ver más allá, eres de aquellos de los que depende la Historia,
de los que harán avanzar el mundo de las ideas y los conocimientos hacia nuevas metas. El camino no será fácil, porque ser Antimadridista no es ser de éste mundo ruin y pequeño. Ser Antimadridista es mirar hacia el infinito y creer en que el destino individual no es obra de terceros, que el éxito no se compra, sino que se trabaja y se merece. Y es creer en los imposibles, en que la imaginación es más poderosa que los salvapantallas, que la realidad
se puede cambiar, que lo imposible existe. Todavía quedamos algunos como tú, que nos reímos de sus pretendidos éxitos, que creemos que el deporte es diversión y relación entre personas, y que ganar o perder no tiene nada que ver con vivir. Ríete de ellos, siéntete fuerte en tu soledad. Ellos necesitan ser masa para sentirse fuertes. Tú sólo te necesitas a ti mismo.

Ser Antimadridista es justo y necesario. Si no existieran los antimadridistas no quedaría esperanza para éste mundo de borregos. Somos una opción ética ante tanto desastre.
Permanezcamos en nuestra elegante actitud. Eso les pone nerviosos. El futuro es nuestro.
Ellos sólo tienen dinero, en realidad sus superiores. Nosotros, sabiduría.

Anónimo.

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    # by Anónimo - 10:26 p. m.

    SI señor,un pedazo de artículo.Aunque en eso de que ganar o perder no tiene relevancia no estoy de acuerdo...deben perder,perder y siempre perder.Amen



    www.anti-madridismo@blogspot.com