Huecos

Al principio todo era fácil, todo era sencillo, todo seguía unas pautas lógicas y simples. Nos daban objetos. Objetos iguales, fabricados en cadena, todos iguales, vacíos. Pero los llenábamos, de ilusiones, de amor, de imaginación. Todo era fácil. El mundo era nuestro, y lo sabíamos. Pero eso, como todo, se acabó. Pronto cambiaron los objetos por cadenas y pizarras. Ahí se acabó todo. Las ilusiones, el amor, la imaginación, el futuro. Nos enseñaron lo que está bien y lo que está mal, lo que es moral y lo que no, lo que es normal y lo que es anormal, lo que debemos pensar, lo que debemos creer, como debemos vivir, lo que debemos amar, lo que debemos odiar. Nos moldearon. Nos siguen dando objetos, iguales, igualmente vacíos. Pero ahora somos incapaces de llenarlos. Todos iguales. Objetos iguales para gentes iguales. Objetos vacíos para gentes vacías. Sin ilusión, sin amor, sin imaginación, sin futuro, sin alma. Huecos.