Ranchos mediáticos

"Políticos en ranchos mediáticos", extraído de redsistencia:

Leía recientemente en un blog que los tiempos han cambiado en tal extremo que mientras antes eran los periodistas y sus empresas quienes seguían, corroboraban y mendigaban en los aledaños del poder político, hoy son los políticos los que defienden y se adhieren a los intereses de los grandes consorcios mediáticos. Así se pueden interpretar las golosas palabras de Felipe González denunciando el “fuego amigo” que “sufre” Sogecable del “entorno presidencial”. Aznar pidíó a Bush apoyo para tratar a la opinión pública española, declaradamente en contra de una invasión bélica. Es tal la necesidad que el poder en la democracia tiene de legitimarse mediáticamente, que la democracia ha acabado por ser no más que un apéndice accesorio de los medios. Los dos ex presidentes, cada uno desde su rancho, son la metáfora más elocuente.

Pocos días después de las palabras de González, el diario El País publicaba las actas de la reunión donde Bush y Aznar planearon de antemano una invasión unilateral de Irak. Aznar pedía a Bush apoyo para tratar a la opinión pública española, declaradamente en contra de una invasión bélica.

Felipe González sea asesor del hiper magnate Carlos Slim, Aznar lo sea de Rupert Murdoch aparte de otros inmobiliarios, o que el ex canciller Schröder sea también asesor de Gazprom.

¿Qué fidelidad democrática puede tener un mandatario consciente de que su futuro está en la empresa privada precisamente por ocupar previamente un cargo público?.

A día de hoy, la enconada batalla corporativa hace que los dos principales partidos jueguen en sus respectivas trincheras. De hecho, parece que los partidos políticos existen en la medida en que aparecen en los medios de los que son afines o protectores. Ahí está el caso de IU, que va desapareciendo progresivamente.

Esta realidad nos lleva a preguntarnos si los medios de comunicación, baluartes en teoría esenciales de la democracia, no son en realidad los agentes que más la están erosionando.

De otro lado, la reflexión abarca aún más. Porque urge delimitar la relación entre el poder que la democracia a través del voto ciudadano delega en ciertos políticos y la proximidad de éstos con intereses ajenos a la ciudadanía. Se trata de una necesidad urgente, pues es una de las lacerantes causas de los crecientes movimientos ciudadanos que legítimamente acabarán por acrecentar la democracia al margen de los partidos.