Ésta sí
in Actualidad, Fútbol on 27 de junio de 2008
Luis mete a España en la final de la Eurocopa. Mal que le pese a muchos (pobre José Ramón, dictadorzuelo de las ondas herzianas) ésto es culpa suya, nada más que suya. Otra Copa de Europa. Otra vez los alemanes. Ésta vez no se te escapa.
¿Uno de los poquitos periodistas deportivos con dignidad?:
No hace falta esperar al desenlace de la final para excusarse ante la instancia de Luis Aragonés. Le hemos faltado al respeto, míster. Lo hemos maltratado. Hemos caricaturizado sus tics, su aspecto de jubilado. Nos hemos mofado de su chándal dominguero y lo hemos torturado con la palabra. Nos hemos hartado de reír a su costa. Sépalo usted.
Tenía que haber dimitido, exigíamos. Nos parecía intolerable que un sujeto de 70 años, castizo y desaliñado osara a permanecer en el banquillo después de habernos sustraído el Mundial germano, decíamos. Decíamos y no parábamos que el problema de España era Raúl. Le hemos orquestado a usted, míster, campañas de descrédito. Hemos pedido su cabeza en editoriales depredadores, en homilías radiofónicas de naftalina, en vomitonas catódicas y en demagógicos acontecimientos plebiscitarios.
Le hemos organizado encuestas adversas, sondeos condicionados, rituales de vudú. También nos parecía, porque escrito está, que era un despropósito viajar a 'Austrosuiza' con los retales de los equipos desclasados en la liga. Villa, Silva y Marchena. Xavi, Iniesta y Puyol. Nos falta la profundidad de Guti, jaleábamos. Necesitábamos los huevos del Espartero. Y los huevos del caballo del Espartero, ya que de pedir testosterona se trataba.
Pensábamos y escribíamos que era usted un anacronismo. Un superviviente inadaptado del glorioso. Un colchonero sin fortuna. Un apenado, un jugador de dominó, un espectador residual de boxeo. Lo hemos degradado a usted. Le hemos llamado sabio de Hortaleza. Y no para advertir la sabiduría, sino para relativizarla con la asignación de una barriada.
Perdone usted la ignorancia y la crueldad. Tenga misericordia con los rapsodas del transfuguismo y con los patriotas de geometría variable. Sea indulgente con los idólatras de la juventud, y de la corbata.
No íbamos vestidos de amarillo en Viena, como auguraban los cenizos. Íbamos vestidos de catafalco y oro. Igual que los toreros en plenitud. Por eso Cesc miró al tendido para obrar en Viena la proeza del 3-0.
Qué vamos a decirle, maestro Aragonés. Cómo vamos a recular. Qué parábolas y qué acrobacias dialécticas podemos conjugar ahora para que no se nos caiga la cara de vergüenza. Déjenos sonreír, celebrar la victoria, aunque sea suya y de sus muchachos. Y háganos un favor a los del Atleti. Vengue, como se debe, aquella desfachatez del Bayern de Múnich.
Y tráiganos en una urna las reliquias de Schwarzenbeck.
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