Tumbas de Sal

Una loa a la imagen. Y a la propaganda y a la publicidad. Así se podría definir el gobierno de Esteban Parro en Móstoles. No le ha bastado con gastar el dinero, nuestro, claro, en la visita del Rey y su consecuente paralización de la ciudad y de la vida de todos los mostoleños, en la entrega al mismo de la medalla de Móstoles, en el despifarro en la organización de fiestas patronales de escasa calidad cultural pero un despliegue de propaganda y venta de imagen espectacular, en que los pregones de esas fiestas sean dados por futbolístas de Clubes de fútbol que única y exclusivamente representan a sus socios y accionistas, en esas orwellianas pantallas de televisión propagandísticas en nuestras calles dónde bombardea con sus discursos al viandante, en la conmemoración (y manipulación, dicho sea de paso) de los hechos del 2 de mayo o en la absolutamente hilarante y desconcertante recogida de firmas por parte del Ayuntamiento para la entrega del Balón de Oro a Íker Casillas. No le ha bastado, ahora nos mandan a nuestros domicilios la "Revista Municipal", o lo que cualquier otra persona calificaría de panfleto político.

Ya es bastante problema que se utilice el dinero de los mostoleños en transformar un proyecto que debiera consistir en la comunicación y participación ciudadana en un panfleto de publicidad en el que nos afirman que ellos son los más altos y los más guapos con, incluso, fotos dignas de la mejor revista de moda.
Pero eso no es todo, si sólo fuese que se gastaran nuestro dinero en hacerse publicidad a sí mismos, sería, realmente, un problema menor. Ese pequeño pecado adolescente del egocentrismo, del creerse el centro del mundo, en el que, unos más, otros menos, todos hemos caído alguna vez.
Pero no, van más allá. No se conforman con gastar el dinero de los ciudadanos en algo tan poco productivo y, ciertamente, muy poco elegante, no, además, en sus páginas manipulan e insultan a la inteligencia de los mostoleños reiterada y descaradamente.
Increíble es ver como, en el último número (octubre 2008) repiten hasta en cinco ocasiones en apenas tres páginas que el nuevo hospital será “de calidad y gratuito”. Curioso, cuanto menos, que el propio gobierno tenga que autoconvencerse de que las nuevas instalaciones serán de calidad (¿acaso existen localidades en las que se firman proyectos para levantar hospitales de mala calidad?), por no hablar de qué diablos significa el término “hospital gratuito” en ese (heredado de la Presidenta, claro) afán de tergiversar y trastocar hasta la última palabra para ocultar la realidad y, en definitiva, para esquivar los adjetivos de las dos únicas formas posibles de gestión de un hospital: con dinero público, o con dinero privado.
Más curioso es ver como en la misma portada no se cortan en acusar al Gobierno del Estado del futuro recorte presupuestario del municipio, cuando en la "Revista Municipal" ni se atreven, por supuesto, a mencionar todo ese dinero de nuestros impuestos despilfarrado en su política de conmemoraciones, personajes, estrellas deportivas, entregas de premios, fotos y flashes.
Quizá se podría haber invertido todo ese dinero en hacer hospitales públicos y no "gratuitos" o en dotar a la ciudad de un panorama cultural y de ocio verdadero (basta decir que en una ciudad de 200.000 habitantes no existe ni un sólo rincón para disfrutar del Séptimo Arte) pero eso serían hechos, y lo que más fácilmente entra por la vista, todo el mundo lo sabe, son las imágenes.
Muchas imágenes, pero ningún hecho. Muchas fotos, pero ningún contenido. Quizá lo hayan hecho bien y nos hayan convertido en la capital perfecta para éste mundo vacío de ideas, pero lleno de cámaras fotográficas.