Presta más atención

Ahí va un artículo de Manolo Martínez (componente de Astrud) que he encontrado por la red que expone magistralmente la chorrada y la hipocresía que se ha montado con los matrimonios.

Lo del matrimonio homosexual. No voy a repetir nada: está claro lo que opina cada uno, y total la ley ya está aprobada. Sin embargo hay un argumento divertido que se ha utilizado estas semanas en contra, y que me apetece comentar. Es el siguiente:

“Parte del significado de la palabra “matrimonio” consiste en que sólo puede darse entre un hombre y una mujer. Por tanto, un matrimonio homosexual es imposible; supone una contradicción en términos.”

El argumento es divertido por el golpe de efecto retórico: quien lo propone parece decir “no necesito bajar a consideraciones antropológicas o morales sobre el matrimonio gay. Me basta con examinar el concepto, la esencia de la cosa, para demostrarte que lo que pides no es que sea una aberración social; es que es incoherente, un sinsentido”. En qué lugar nos deja eso a los que pensamos que está bien que se puedan casar dos hombres o dos mujeres si les da la gana. Nos deja en el lugar de los mostrencos; por no saber, no sabemos ni lo que significan las palabras que usamos.
Por suerte, como suele pasar en estos casos, el argumento además de divertido es falaz. Es una regla de oro: cuando un argumento a priori (de los que se pueden pensar desde un sillón, sin que haga falta salir a la calle o hacer trabajo de campo) arroja una conclusión que va en contra del sentido común, a menudo el argumento a priori falla por algún lado.
Este argumento falla, primero, porque su conclusión es demasiado fuerte: si la expresión “matrimonio homosexual” no tiene sentido, esto quiere decir que todo el debate social, todas las razones a favor y en contra están formuladas en el vacío, todo lo que se ha escrito y dicho sobre el tema vale lo mismo que la frase “Este mechón me desciende el número ciento cuatro”. O sea, no es que sean malas razones o un mal debate, es que es un balbuceo incoherente, palabras amontonadas que no significan nada. Y eso no es así; todos entendemos de qué se está hablando cuando se habla del matrimonio entre personas del mismo sexo, y todos entendemos las razones a favor y en contra.
Segundo, el argumento falla porque no distingue entre el significado de una expresión y lo que el diccionario dice sobre ella. El diccionario da mucha información que es útil para identificar el concepto que nos interesa, pero que no es ni necesaria ni suficiente para que el concepto en cuestión pueda aplicarse. Por ejemplo, el de la RAE dice que el agua es “el componente más abundante de la superficie terrestre”, pero esto no es una verdad necesaria: si mañana se evaporase la mitad del agua de los océanos esto no obligaría a que la palabra “agua” cambiase de significado. También dice que el gato es “muy útil en las casas como cazador de ratones” pero, sin duda, aunque mañana mismo se extinguieran todos los ratones, esto no significaría que ipso facto los gatos también dejarían de existir. Pues lo mismo; que la RAE diga que el matrimonio es “unión de hombre y mujer” no quiere decir que esto sea una condición necesaria de la aplicación de la palabra. Y un perro con tres patas sigue siendo un perro, y un montón de cosas más, puro sentido común.
Todo el mundo sabe de qué estamos hablando cuando hablamos de estas cosas. Si alguien finge no entender hay que darle una colleja y decirle “Presta más atención”.

Artículo de Manolo Martínez (Astrud) para el Vanidad de verano. "Lo del matrimonio homosexual (...)" (01-07-2005) Fuente